Con un jubón de hostias a la espalda
y mi doctrina que me guía hacia nada
empuñé mi espada y sin ganas de rendirme
me puse a pelear.
Forjé de hierro un corazón sin sentimientos
y de espuma las ganas de clavarmelo en el pecho,
de lucirlo, de abatir banderas,
de creer que de paciencia tenia el bajel lleno,
y en mitad de la tormenta me vine arriba una vez más.
Se llevó el viento mi charlatanería y mis promesas,
me dejó como repuesto una pinza a cada lado de mi cara,
y con la boca venturosa quién te dice a ti "que no,
que no hay más tú y yo"
si en realidad no existe nada que nos pueda perturbar.
Le tiré un beso a la vida, que de lejos se reía
y cuando quiso contestarme había llegado el nuevo día
para verme de rodillas esperar a la tarde llegar.
y mi doctrina que me guía hacia nada
empuñé mi espada y sin ganas de rendirme
me puse a pelear.
Forjé de hierro un corazón sin sentimientos
y de espuma las ganas de clavarmelo en el pecho,
de lucirlo, de abatir banderas,
de creer que de paciencia tenia el bajel lleno,
y en mitad de la tormenta me vine arriba una vez más.
Se llevó el viento mi charlatanería y mis promesas,
me dejó como repuesto una pinza a cada lado de mi cara,
y con la boca venturosa quién te dice a ti "que no,
que no hay más tú y yo"
si en realidad no existe nada que nos pueda perturbar.
Le tiré un beso a la vida, que de lejos se reía
y cuando quiso contestarme había llegado el nuevo día
para verme de rodillas esperar a la tarde llegar.