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Con un jubón de hostias a la espalda
y mi doctrina que me guía hacia nada
empuñé mi espada y sin ganas de rendirme
me puse a pelear.

Forjé de hierro un corazón sin sentimientos
y de espuma las ganas de clavarmelo en el pecho,
de lucirlo, de abatir banderas,
de creer que de paciencia tenia el bajel lleno,
y en mitad de la tormenta me vine arriba una vez más.

Se llevó el viento mi charlatanería y mis promesas,
me dejó como repuesto una pinza a cada lado de mi cara,
y con la boca venturosa quién te dice a ti "que no,
que no hay más tú y yo"
si en realidad no existe nada que nos pueda perturbar.

Le tiré un beso a la vida, que de lejos se reía
y cuando quiso contestarme había llegado el nuevo día
para verme de rodillas esperar a la tarde llegar.

Me pintaré una sonrisa si se me embarra mi boca.
Si mis palabras no provocan, del regadío de mis ojos
lágrimas de vinagre, gota a gota,
fingiré que no me importa lo que por llorar me toca.

Y aún cuando no tenga razón,
seguirá estando la tuya...
que confío que algún día me demuestre lo que había
y sustituya los jardines de ladrillo
por semillas de longevidad y de alegría.


Hasta del cemento salen flores
con sólo un chascar de dedos.

Envenéname
Mátame
Hazme sufrir
Ensucia cada rincón de mi pensamiento
No tengas miedo
Se feliz
No llores
Deja que lo haga yo
Rie
No temas a las llamas
No dejare que te quemen
Déjame seguir adelante
Por ti
Por mí
Baila como si nadie te viera
Déjame soñar contigo
Sueña conmigo
Camina conmigo
No vayas sola
No pierdas tus alas
Deja que te dé las mías
Es mas fácil volar así.

Déjame ser yo el que te haga reír.

Como una tierra con dos soles,
como una pistola de renglones,
escribi miles de horas
lo que me quedaba por decir.

Como un sotano en el techo,
como una sombra en el desierto,
decidi que ya era tarde
para poder decidir.

Como agua que no moja,
como viento que no sopla,
me pregunte tantas cosas
que no supe por donde salir.

Y como no supe distinguir,
tampoco supe reaccionar.
Y como pensaba solo en mi,
supe que no me podria equivocar.

Y me fui volando.
Me detuve lejos y miré atrás.
Miré de nuevo adelante.
Quebradas mis alas, no volví a volar.
Aquella mirada al pasado,
aquel placer postergado,
aquella falta de lo principal.
Por suerte el camino seguía.
No tengo alas, pero mis pies,
que en otros tiempos caminaron,
no quieren dejarme volver.
Y a las mil derivas, tiré mil heridas,
con la esperanza de nunca volver
a verlas de nuevo en mi piel.

No miramos al pasado por si duelen los recuerdos,
no miramos al presente por miedo a que no se asemeje
a lo que dejamos atrás.
Pensamos que todo va a ir bien y nos desilusionamos,
pensamos no llorar y nos fallamos,
y tal vez sea tarde para volver a empezar.
La cordura se nos viene encima
y encadenamos nuestra habladuría
a demostrar lo que creemos ser
y lo que somos en realidad.
Me pregunto tantas veces en qué me he equivocado,
que me salen las respuestas que no quiero escuchar.
Y pienso evadirlo todo, condenar mi letanía,
mis contadas alegrías, mis pueriles decisiones,
y mis ganas de llorar.
Un ilusión, un sueño...
locura transitoria por capricho del azar.

Pediré un aplauso por los malos momentos,
por los buenos y por los que no llegaron a suceder.
Pediré un aplauso tambien por la espera,
por la incertidumbre y por cada una de las flores del jardin.
Pediré un aplauso por reencuentros indeseados,
por sueños no soñados y por ilusiones sin desfallecer.
Pediré un aplauso por la risa, las muchas penas,
las idas sin prisa y las vueltas que no tocan fin.
Pediré un aplauso por cada mañana nueva,
por cada recuerdo que traiga y por lo que nos lleve a suponer.
Pediré un aplauso por la paciencia,
por la paranoia y la imprudencia de no poder elegir.
Pediré tambien, si me dejan, un aplauso para el silencio,
esa nota que todos sabemos tocar y a pocos nos gusta creer...
Pediré tambien para las palabras que me digo y me miento
y ante todo para el que las quiera llegar a entender.
Pido aplausos para el que mueve los hilos de nuestras cometas
y a la vez odiamos, porque el viento es más caprichoso que él.
Sirva de desagravio un aplauso para el que,
aún mirando al frente, no ve a través de la pared.

Ella es esa amante que nunca tendré
se esfuma como el aire,
sin importarle lo que deja atrás.
Y me lleva a buscar en la basura
que tengo tirada en la cabeza
y esbozar la mejor sonrisa
que le pueda regalar.
Ayer la vi y deseé estar con ella,
regalarle mis secretos,
como el cielo regala un sol al despertar.
Que yo no he pedido tanto,
sólo quiero despertar en su jardín
arropar para que mate el frío,
escuchar sus penas y crear alegrías
que se ría de sus miedos
y regalarle un rio,
para escuchar un suave latir cuando caiga el día.
Si me dejan, haremos sólo uno de los dos,
sellando con un beso,
y creando alegrías de nuestro dolor.

Mi ávara amiga apareció sin más,

desde lejos, fumando y aparentando dureza,
y me enseñó sus ojos tristes y sus ganas de cambiar de expresión.
Si algún día tuviera que ver alguien por mí
lo aceptaría, siempre y cuando
esos ojos fueran los suyos.
A mostrarme el camino.
La mentira y el daño, la lealtad y su nombre,
la alegría y su llanto, y en mi mar y su arena,
la única palabra que quiero leer.
Y no merezco apenas nada,
y apenas nada queda por perder.
¿Y qué si no es más que avaricia?
Para mi es un manera de sentir.
Para el grande, grandes recursos...
para el débil -como yo- recursos de utilidad.
Pues hasta para el más valiente, la cobardía,
se encuentra a la orden del día,
y, por más que quiera, jamás le podrá complacer.
Las mismas caras, los mismos sueños
son todos míos, gracias a un beso,
que sin rozarme me entregó,
y ahora en mi cabeza
sigue creando destrucción.

AGUANTANDO EL TEMPORAL

Mi hombro derecho, mi cubo y mi pala
mi lastre de piernas, mis sueños, mis ganas.
Mi mar y su arena, mis días de nada
mis risas de pena, mis miedos, mis trabas.
Mi dulce condena, mi paloma muerta
mi estrella fundida y mi última puerta.
Mi caja de pino, mi sol y su puesta
mi puto destino y mis idas sin vuelta.
De lo que fui no queda...
de lo que soy ni dios se entera...
de lo que vi, tristeza...
de lo que veo, primavera.
Mis alas quemadas, mis manos cortadas
mis días de noche y mis noches sagradas.
Mis cuerdas quebradas, mi tinta gastada
mis muchos reproches, mi todo y mi nada.
Y por mi paciencia, caí...
y por una sonrisa me levanté
y una mirada pa´l cielo
y un grito al ponerme de pie.
Mi orgullo y mi ira plantándome cara;
que alguien me acerque mi escudo y mi espada.

Que entre los disparates entre los que se abaten mi ira y mis miedos

aun quede coherencia para soñar y bogar con la mente.
Y entre lo incoherente de mi juicio y mi mal hacer,
quede siempre el espíritu de la risa y la buena cara al mal tiempo,
y el viento que me toque, que sea el de la brisa de aquello que ya no siento.
Si me dan a elegir en esta vida, elegiré una vida mejor...
sin balas, sin llantos, sin sangre y con las estrellas más cerca del suelo...
y tocaré cada una de ellas y las traeré a rastras del pelo,
para alumbrar el camino que quede por recorrer.
Evidencias? uno y uno, dos.
La belleza se vuelve en tu contra al ser mal utilizada,
la sabiduría demuestra carencia y brilla por ser nada,
la honradez es el privilegio que tenemos algunos (aun) coherentes.
Y vendo mis ganas de llorar a precio de saldo
o cambio hasta mi última lágrima por una sonrisa, por corta que sea,
y compro alegrías a granel para cambiar la cara
del que camina contra la pared.
Si ando contra el viento, me llaman loco.
Si el viento anda en mi contra me despeinará,
y triunfal como una bandera a cuadros se alejará sin decir nada más.
Y la luna, ¿para qué?
Siempre la he amado y nunca ha movido un dedo por mí.
Y, entonces, ¿la vida?
Para el que no pueda ver con sus ojos
que en el fondo estamos TODOS solos,
pero rodeados de gente.
Se la doy a todos esos, o mejor...
se la cambio por una caja de madera que diga:
"los barcos, en mi mar, podemos navegar libremente
y no necesitamos de nadie más".

SILENCIO

El silencio se alimenta de las cosas que no nos atrevemos a decir.
Y le dijo una hormiga a un ruidoso grillo:

- Calla, que asustas al silencio!
- Amigo, -contestó el grillo- el silencio es sordo.