Sunday 26 November 2006


Mi ávara amiga apareció sin más,
desde lejos, fumando y aparentando dureza,
y me enseñó sus ojos tristes y sus ganas de cambiar de expresión.
Si algún día tuviera que ver alguien por mí
lo aceptaría, siempre y cuando
esos ojos fueran los suyos.
A mostrarme el camino.
La mentira y el daño, la lealtad y su nombre,
la alegría y su llanto, y en mi mar y su arena,
la única palabra que quiero leer.
Y no merezco apenas nada,
y apenas nada queda por perder.
¿Y qué si no es más que avaricia?
Para mi es un manera de sentir.
Para el grande, grandes recursos...
para el débil -como yo- recursos de utilidad.
Pues hasta para el más valiente, la cobardía,
se encuentra a la orden del día,
y, por más que quiera, jamás le podrá complacer.
Las mismas caras, los mismos sueños
son todos míos, gracias a un beso,
que sin rozarme me entregó,
y ahora en mi cabeza
sigue creando destrucción.

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