Tuesday 14 November 2006

Que entre los disparates entre los que se abaten mi ira y mis miedos
aun quede coherencia para soñar y bogar con la mente.
Y entre lo incoherente de mi juicio y mi mal hacer,
quede siempre el espíritu de la risa y la buena cara al mal tiempo,
y el viento que me toque, que sea el de la brisa de aquello que ya no siento.
Si me dan a elegir en esta vida, elegiré una vida mejor...
sin balas, sin llantos, sin sangre y con las estrellas más cerca del suelo...
y tocaré cada una de ellas y las traeré a rastras del pelo,
para alumbrar el camino que quede por recorrer.
Evidencias? uno y uno, dos.
La belleza se vuelve en tu contra al ser mal utilizada,
la sabiduría demuestra carencia y brilla por ser nada,
la honradez es el privilegio que tenemos algunos (aun) coherentes.
Y vendo mis ganas de llorar a precio de saldo
o cambio hasta mi última lágrima por una sonrisa, por corta que sea,
y compro alegrías a granel para cambiar la cara
del que camina contra la pared.
Si ando contra el viento, me llaman loco.
Si el viento anda en mi contra me despeinará,
y triunfal como una bandera a cuadros se alejará sin decir nada más.
Y la luna, ¿para qué?
Siempre la he amado y nunca ha movido un dedo por mí.
Y, entonces, ¿la vida?
Para el que no pueda ver con sus ojos
que en el fondo estamos TODOS solos,
pero rodeados de gente.
Se la doy a todos esos, o mejor...
se la cambio por una caja de madera que diga:
"los barcos, en mi mar, podemos navegar libremente
y no necesitamos de nadie más".

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